En México, la entrega de los premios Oscar ha sido un evento que generaba poca atención, un programa dominical que ocurre cada año. Pero este 2014 la historia fue distinta.
Por primera vez, la ceremonia fue seguida por miles de personas que esperaban ver a Alfonso Cuarón, el director de cine nacido en Ciudad de México en 1961, levantar la estatuilla dorada que le acredita como el mejor director de Hollywood por la película Gravity (Gravedad).
Y cuando el cineasta apareció en pantalla con el premio en mano, en muchas casas de Ciudad de México hubo aplausos y gritos de júbilo.
El presidente Enrique Peña Nieto envió un mensaje desde su cuenta de Twitter: "El #Oscar como Mejor Director a Alfonso Cuarón es resultado de su talento, esfuerzo y visión. Extraordinario trabajo ¡felicidades!”.
Gael García Bernal, uno de los protagonistas de Y tu mamá también, la primera película que le valió a Cuarón una nominación al Oscar, también le felicitó por las redes sociales. "Llorando de la emoción. Viva pinchi Poncho. Te amo cabrón”, expresó el actor.
En los medios de comunicación locales el premio al cineasta fue la noticia principal e incluso la mayoría se refirió al galardón como un reconocimiento al cine mexicano.
Pero no fue así. Semanas antes, Cuarón aclaró que los premios al filme Gravity no eran extensivos a México. Un rasgo que, para algunos, muestra la personalidad del cineasta galardonado, quien vive desde hace más de una década en Londres.
"Nunca he pretendido que Gravity sea una película mexicana. Es película de un mexicano, escrita, dirigida, producida y editada por un mexicano”, dijo recientemente.
Tampoco significa que los directores de este país deban viajar a Hollywood para triunfar, afirmó.
"Me preocupa, porque sería muy triste que cineastas, para tener que desarrollarse, crean que tienen que irse de México”, añadió.
Lo único claro es que seguir la ruta del cine no es fácil, ni siquiera para el ganador del Oscar a Mejor Director.
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