o hubo grandes sorpresas en la 68 edición de los premios Tony y las dos favoritas, las modestas producciones “A Gentleman’s Guide to Love and Murder” y “Hedwig and the Angry Inch”, se dividieron la noche del domingo la victoria en el Radio City Music Hall con cuatro estatuillas cada una.
La primera, elegida el mejor musical de estreno, había llegado a los teatros en noviembre de puntillas, llevaba a cabo por un director serbio, Darko Traskjak y con una apuesta más de guión envenenado que de espectáculo en escena.
Fue el triunfo en el olimpo de Broadway de una comedia negra en la que el protagonista intentará matar a todos sus familiares y que generó un lento efecto boca a oreja. “Así podremos seguir haciendo teatro”, fue lo que se le ocurrió a Traskjak al ganar el máximo premio, además del de mejor director, libreto y vestuario de musical.
Musical “underground”
“Hedwig”, por su parte, es la historia de un transexual que va de Berlín a la América profunda, creada por John Cameron Mitchell y desempolvada por Neil Patrick Harris para su mayor gloria, y carece de coreografías espectaculares y cambios de escenario, sino que es un musical “underground”, orgulloso de haberse colado en la gran fiesta de la superproducción teatral.
Sus dos únicos actores, Harris y la extraordinaria Lena Hall, salieron con premio, además de recibir el de mejor musical de reestreno y mejor iluminación musical.
“Adoré este personaje desde el principio. Me aterró pero también me da grandes satisfacciones cada noche”, dijo Harris, quien ha pasado de ser el perfecto anfitrión de la gala (en cuatro ocasiones) a uno de los laureados más aplaudidos.
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