Argentina entró en competición en la Berlinale con "Historia del miedo", un film centrado en el pánico a lo externo dirigido por Benjamin Naishtat, compartiendo jornada con un vía crucis alemán sobre el fanatismo católico en nuestros días.
El debutante Naishtat y el alemán Dietrich Brüggemann, como representante del cine anfitrión a concurso, dieron como resultado un domingo inquietante, poblado de los fantasmas internos, propios o adquiridos, generados en sociedades avanzadas.
"La historia del miedo" plasma el terror "al otro", desde la perspectiva de un barrio privado de las inmediaciones de Buenos Aires, donde cualquier persona, comportamiento o mero gesto ajeno al círculo habitual se percibe como una agresión.
"Kreuzweg" (Vía crucis) es la historia de una muchacha de 14 años cuya madre sigue estrictamente el dogma de la Hermandad de Pío XII, mientras el padre calla, mezclado con la adoración adolescente de la chica hacia el cura de la escuela, que le inculca el precepto del sacrificio extremo como norma de vida.
"Partimos de un fanatismo religioso que algunos creerán propio de núcleos islámicos, pero que convive en sociedades consideradas perfectas, como la nuestra, donde la religión actúa en complicidad con una violencia sutil emanada de la familia", indicó Brüggemann.
Ni el filme argentino ni el alemán prometían un domingo de colorines, pero, tras la sobredosis de estrellato exhibida el sábado por George Clooney y su "The Monuments Men" en la Berlinale, le vino bien el regreso a la reflexión.
"Historia del miedo" incide en lo que su director, nacido en Buenos Aires en 1986, califica como un "problema muy argentino", aunque extendido a buena parte del resto de América Latina: blindarse tras las vallas en barrios cerrados, en un intento vano por protegerse de los pavores que en realidad se llevan dentro.
"Los argentinos sufrimos especialmente de un mal llamado miedo al otro. Se refleja en la profusión de barrios cerrados, con los que la clase adinerada trata de protegerse del exterior", indicó a Efe Naishtat, ante su estreno en la alfombra roja de la Berlinale.
El suyo es un filme de corte experimental y planos cortos, poblado de personajes "aprisionados en una especie de miedo que ni ellos mismos saben a qué se orienta" y generador del pánico ante "cualquier presencia de quienes no pertenecen a su círculo".
Naishtat trata de "decodificar la realidad argentina", a través de una película que toma la apariencia de un 'thriller', aunque, como advierte su director, no es una película de ese género.
Un helicóptero sobrevolando el barrio y sus aledaños es el arranque del filme, que luego recala en un grupo de habitantes que de saborear un asado y beber vino tinto pasan al pánico colectivo porque se cortó la electricidad -"lo que ocurre constantemente en Buenos Aires, solo que ellos lo perciben como algo ajeno a su condición social", apuntó Naishtat.
Su película incide en la temática de novelas como "La viudas de los jueves", de su compatriota Claudia Piñeiro, también llevada al cine, o de la película "La zona", del uruguayo Rodrigo Plá.
"Historia del miedo" llegó a la Berlinale arropada por la subvención al guión del World Cinema Fund, el fondo de la Berlinale a los jóvenes cineastas, y fue la primera de las dos cintas argentinas a competición en esta edición del festival, muy volcado a las cinematografías de América Latina.
El próximo miércoles se proyectará "La tercera orilla", de la también argentina Celina Murga, quien regresa a la Berlinale después de haber exhibido en 2012, el documental "Escuela normal".
A concurso acudirán, asimismo, "Praia do Futuro", del brasileño Karim Aïnouz, mientras que la peruana Claudia Llosa, Oso de Oro en 2009 con "La teta asustada", compite con "Aloft", rodada en inglés y entre hielos polares.
Son cuatro representantes de América Latina, el mismo número de los cineastas alemanes incluidos en la sección a competición, entre el total de 20 aspirantes a los Osos.
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