El curador y crítico de cine peruano John Campos llegó a Bolivia para realizar la programación del segundo Festival de Cine Radical que comenzó ayer en la Casa Espejo (Av. 20 de Octubre, 2659).
Campos, quien participó en encuentros de cine en Argentina, Chile, México, Perú y otros, conversó con Página Siete sobre los filmes que trajo a Bolivia y sobre la propuesta que encontró en el país.
En cuanto al festival, hoy se exhibirán filmes como Black Mama, de Miguel Alvear y Patricio Andrade (17:30), Natureza Morta, de Susana de Sousa Dias (19:00) , La visita y El incompleto, de Jan Soldat (21:00), entre otros.
¿Cómo recibió la invitación para participar en el Festival Radical?
Conocí a Mauricio Ovando y Sergio Zapata, los coorganizadores, en Buenos Aires. Al conversar con ellos nos dimos cuenta que el contexto peruano y boliviano en producción independiente era muy similar. Además, que es importante dar un espacio para que ese tipo de producciones tengan un lugar no sólo para mostrarse, sino para estimular otras producciones.
¿Cuál fue la premisa para realizar la programación?
La idea principal es mostrar lo radical en modos de producción, de pensamiento y de posición política que confluye en una obra de arte que sería la película. Las películas que mostramos son originales, de bajo presupuesto y que dan la impresión de que son factibles de hacer. Queremos contagiar el espíritu de creación a los asistentes. Esa es la línea que engloba la curadoría del festival.
¿Qué opina sobre la producción de cine en Bolivia?
En los últimos años, las películas más interesantes que vi de Bolivia son proyectos autogestionados, que no recibieron un fondo estatal y que tardaron mucho en hacerse. Esa falta de presupuesto la aprovecharon en libertad creativa, en dejar tiempo para desarrollar bien los proyectos y que eso se vea en cada detalle de la puesta en escena.
¿Cuál cree que es la producción boliviana que más se destaca?
Creo que lo más interesante del cine boliviano independiente ahora es lo que está pasando con el documental. Se nota cierta originalidad, riesgo y una mirada muy local que logra universalizarse en la puesta en escena. Es lo más promisorio del cine boliviano. Por otro lado, si hacemos seguimiento a los cineastas de cortometrajes bolivianos se puede tener más claro porqué salió un largo bueno, como el de Miguel Hilari por ejemplo. Viendo sus cortos anteriores ya hay una línea que se iba marcando. En el caso de Diego Mondaca, también.
¿En qué consiste la propuesta peruana que trajo al festival?
Es una sección de cortometrajes de cine peruano, titulada Radicalismos peruanos, que sería una analogía con lo que se está haciendo en Bolivia. Son películas más arriesgadas, de bajo presupuesto, pero completamente libres y que están mapeando el panorama del cine peruano. También traje películas extranjeras que siguen la misma línea.
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