domingo, 31 de mayo de 2015

El Cine social triunfa en Cannes



El cine comprometido fue el gran triunfador del 68º Festival de Cannes. La Palma de Oro se la llevó Dheepan, una película sobre la migración ilegal que genera las guerras, del francés Jacques Audiard, que impresionó “profundamente” al jurado, presidido por los directores estadounidenses Joel y Ethan Coen. Dheepan narra la historia de un exguerrillero de Sri Lanka que llega a Francia con un pasaporte falso acompañado por una joven y una niña que se hacen pasar por su familia. Tras recibir asilo político, los tres desconocidos se instalan en un conflictivo suburbio de una gran ciudad.

El guion se parece mucho a la vida del actor protagonista, el esrilanqués Jesuthasan Antonythasan, exguerrillero, que a los 16 años fue obligado a enrolarse. A los 19 huyó a Tailandia, y seis años después recibió en Francia asilo político. Para el jurado “fue conmovedor ver las dificultades de esta gente y sus precarias circunstancias, algo muy parecido a lo que ocurre con cientos de miles de personas en el mundo”.

El drama del desempleo también ha sacudido las conciencias en Cannes de la mano de El mercado del trabajo, de Stéphane Brizé, que le ha valido el premio de mejor actor a Vincent Lindon, por su interpretación de un desempleado de larga duración. Con un hijo discapacitado, pasa por entrevistas humillantes y cursillos inútiles para acabar de vigilante en un supermercado donde los jefes quieren convertirlo en delator de los empleados para reducir personal.Los responsables del festival incluso eligieron un drama social para abrir las proyecciones: Con la cabeza en alto de la francesa Emmanuelle Bercot, sobre el esfuerzo de una jueza para rescatar a un menor de la delincuencia. El director artístico del festival, Thierry Frémaux, lo justificó porque la película retrata “la realidad francesa, que es un poco mundial”.LATINOamericanoS. Una nueva generación de cineastas de América Latina que tienen en común que utilizan el celuloide para reflexionar sobre la identidad y la realidad social cosechó numerosos premios en Cannes, que recompensó filmes de Colombia, México, Chile y Argentina.La única latinoamericana de las 19 películas en la competencia oficial, Chronic, del mexicano Michel Franco, se llevó el premio al mejor guion, para un film demoledor protagonizado por Tim Roth en el papel de un enfermero que acompaña a sus pacientes hasta la muerte.Colombia fue el otro gran ganador gracias al director César Acevedo, que se alzó con la Cámara de Oro y el Premio Revelación por La Tierra y la sombra. También se llevó el premio del público, con una historia sobre una familia en una plantación de azúcar, un entorno hostil en el que la naturaleza se explota de forma salvaje.Otro joven colombiano, Ciro Guerra, cosechó ovaciones y el premio Cine Arte por El abrazo de la serpiente. Rodada en blanco y negro, se inspira en los primeros exploradores de la Amazonía y transmite la importancia de respetar las culturas ligadas al medio ambiente.También el cine argentino se va de Cannes con varios premios para La Patota, dirigida por el joven Santiago Mitre, y protagonizada por Dolores Fonzi y Óscar Martínez, sobre el compromiso de una joven con sus propias convicciones sociales. Chile salió recompensado gracias al documental Allende, mi abuelo Allende, de Marcia Tambutti, nieta del presidente asesinado.Acevedo se mostró exultante tras el premio y ensalzó el cine colombiano y el latinoamericano: “lo más importante es que estamos hablando de nuestra identidad, de lo que somos y de dónde venimos, y eso es lo que ha permitido que las películas tengan más fuerza y sean más interesantes. El cine se ha convertido en una herramienta poderosa para reflexionar sobre nosotros y construir memoria”, dijo.Festivales como el de Cannes hacen dialogar distintas visiones, y en ese juego América Latina sale muy bien parada. Contrariamente al cine italiano, gran perdedor, que se va sin premio tras llevar tres filmes a competición. Gus Van Sant, de EEUU, fue abucheado con su tediosa Sea of trees, y Woody Allen llegó con un discurso que ensalzó una visión del cine como mero entretenimiento. En ese contexto, las películas latinoamericanas entraron como una bocanada de aire fresco y comprometido que convenció a los expertos.

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