miércoles, 8 de julio de 2015

Destacan la participación del público en el Festival Radical

La participación del público y la calidad de los filmes seleccionados frente a la falta de más espacios para las proyecciones son las dos caras de la moneda identificadas por cineastas y organizadores a la hora de evaluar la segunda edición del Festival de Cine Radical, que concluyó ayer.
"El balance es de lo mejor porque triplicamos la asistencia. El año pasado tuvimos 200 personas y ahora cerramos con 600, si incluimos la sede de El Alto, son 700. Se confirmó que sólo es ganas”, afirmó contento Sergio Zapata, uno de los organizadores e impulsores del festival.

El encuentro se desarrolló desde el 30 de junio y concluyó ayer. En el mismo se proyectaron medio centenar de filmes, entre largometrajes y cortometrajes, de diez países. La programación estuvo dividida en cinco focos. Además, tuvo como invitado al peruano Jhon Campos Gómez, quien fue el curador internacional.

Zapata agregó que ahora el reto del festival es mejorar la programación y buscar más espacios para la versión del próximo año. "Tenemos que radicalizar nuestro criterio curatorial. Hemos errado un poco al incluir algunas piezas bolivianas bastante conservadoras. La gente sabe qué verá en el Radical y algunas no aplicaban. Además, buscar un espacio más porque hay demanda, hay público”, acotó.
El cineasta Miguel Hilari, otro de los gestores del encuentro, aseguró que el resultado del Festival de Cine Radical es positivo. Además, mencionó que estaba contento con la participación de Reynaldo Yujra, quien presentó sus cortometrajes. Además, destacó el estreno del filme Videofilia (2014), que contó con la presencia de su director, Juan Daniel Molero, y de la actriz principal, Muki Sabogal.
"Han habido películas muy lindas y la gente fue a verlas. No hay un festival así en Bolivia. Fue más grande y más lindo (en comparación) al año pasado. Esperemos que el 2016 también puede ser así”, indicó.
Hilari también resaltó la exhibición de los cortometrajes nacionales y de filmes de Ecuador y Portugal, que, de otra forma, no llegarían a Bolivia. "Es un festival que no se hace con apoyo financiero de ningún lado. Es un misterio si va a existir el próximo año, nosotros esperamos que sí y tenemos la voluntad de hacerlo, pero depende de otros factores”, agregó el director.
Por su parte, el cineasta y protagonista de la película La Nación Clandestina, Reynaldo Yujra, sostuvo que el festival unió a personas de distintas edades y nacionalidades alrededor del cine. "Destaco la aceptación y la participación del público, había tanto mujeres como hombres. Cuando presenté las producciones se armó un conversatorio. Estaban interesados en el proceso del cine indígena y en mi propia experiencia”, comentó.
Yujra, asimismo, resaltó que el ingreso a las funciones del festival era gratuito y el autogestionamiento de los organizadores.
El jurado y programador de la sección Foco Radical, Diego Mondaca, destacó la asistencia del público. "El festival ahora tiene cifras nuevas, de público y de películas, pero no son sólo cifras, es un futuro el que crece. Iremos mejorando, ésta es la segunda versión apenas. De seguro tenemos errores, fallas, pero de eso se trata, de darnos cuenta y avanzar, no de estancarnos y lamentar. Qué bueno es saber que el futuro está en casa”, sostuvo.


Mondaca resaltó su participación en el encuentro. "En Festival de Cine Radical me reconocí, como muchos de los que asistieron y participaron de este nuestro festival. Me invitaron hace poco para poder ser parte, acepté a ciegas. Miguel Hilari, Mauricio Ovando y Sergio Zapata fueron generosos para invitarme y hacerme sentir como en casa, les agradezco mucho. Debo decir que aprendí mucho y que me motivó enormemente el poder colaborar y aportar para que todo marche de la mejor manera”, dijo.



Más allá del Mall, en el Festival de Cine Radical

La clase media va al cine y la gente pobre ve películas en sus casas. Probablemente eso es así en todo el mundo. Lo que tienen de particular nuestros países andinos es la extensa producción de películas hechas en el campo para un mercado popular de consumo audiovisual.
Películas que se distribuyen exclusivamente en DVD y que difícilmente llegarán a las salas de cine porque no se acomodan a las normas de clase social que cuidan las puertas de las salas.
En Bolivia estas películas se llaman El zorro y la pastora, en Perú Juanito el Huerfanito y en Ecuador Sicarios manabitas o El destructor invisible.
El foco que hemos propuesto consistió de tres películas ecuatorianas: Blak Mama (Miguel Alvear y Patricio Andrade, 2009), Mas allá del Mall (Miguel Alvear, 2010) y El destructor invisible (Nixon Chalacamá, 1996).
En la película que dio título a este foco (Más allá del Mall), un cineasta de clase media frustrado por el fracaso comercial de su anterior película (Blak Mama), decide emprender una búsqueda de ese "otro cine” popular. Conoce a cineastas autodidactas que desarrollan maneras de producción y distribución muy diferentes a las que él conoce, entre ellos a Nixon Chalacamá, (El destructor invisible).
¿Cómo definir y calificar el cine de nuestros países? ¿Es viable hacer cine en nuestros países? Estas son preguntas que este foco quiso abrir.

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