domingo, 20 de septiembre de 2015

Los latinoamericanos arrasan en Venecia



El cine latinoamericano arrasó la semana pasada en la 72ª edición del festival de Venecia al alzarse con los dos mayores premios, el León de Oro y el León de Plata, con las películas Desde allá, del venezolano Lorenzo Vigas, y El clan, del argentino Pablo Trapero. Ésta es la primera vez que una cinta latinoamericana gana el premio máximo. Desde allá es la primera película de Vigas, de 48 años. Marcada por ritmos lentos, silencios y contrastes entre un mundo íntimo árido y otro externo vital, se trata de un retrato sombrío de las diferencias de clase que sacuden Venezuela y toda América Latina.

Aplaudida por la prensa especializada, Desde allá dividió al público, pero convenció al jurado que presidía el director mexicano Alfonso Cuarón. “Sí, sí, me dieron un montón de dinero”, afirmó con tono divertido Cuarón, al ser interrogado sobre una posible confabulación latinoamericana. “Sé que ser mexicano y presidente no tiene credibilidad pero, la verdad, el presidente del jurado es como el rey de Suecia y no tiene algún poder”, aseveró para descartar que haya tenido una gran influencia sobre la decisión final que, también según sus declaraciones, fue muy debatida.

Vigas busca con su película “suscitar discusión, abrir un debate” sobre los problemas actuales de Venezuela. “También sobre la homosexualidad”, tema que aborda en la cinta con una audaz escena de sexo entre Armando —un hombre incapaz de amar que ofrece dinero a jóvenes caraqueños a cambio de que le sigan a casa y se desnuden para él— y Elder, un joven delincuente que encuentra en ese hombre maduro y taciturno una atención que nunca tuvo. En Desde allá participan nombres del cine de toda Latinoamérica, como el guionista mexicano Guillermo Arriaga (Amores perros, Babel) y el actor chileno Alfredo Castro.

Otro tema duro le ha dado el León de Plata a Trapero, de 43 años, por El clan. El guion se basa en una historia real, ocurrida en Buenos Aires durante la transición entre la dictadura y la democracia. Cuenta la vida de la familia Puccio, que secuestró a varias personas para extorsionar a sus familias. Las mantenían en cautiverio en su casa —en un barrio acomodado— y finalmente las asesinaban. La cinta ha sido coproducida por los hermanos Almodóvar y ha obtenido un muy buen resultado comercial en Argentina.

Este éxito latinoamericano en Venecia tiene más mérito aún si se mira a la competencia que tuvo que enfrentar. La Mostra comenzó con una superproducción de Hollywood llena de rostros conocidos: Everest, con Jason Clarke, Jake Gylenhaal o Emily Watson. Siguió en la primera semana por esa senda, presentando Spotlight, un sólido filme sobre los abusos sexuales en el seno de la iglesia católica de Boston, con Mark Ruffalo y Michael Keaton. Y el actor Johnny Depp viajó a Venecia —también la primera semana— para promocionar Black Mass, una historia de gánsteres que protagoniza con Joel Edgerton.

“Tenemos un compromiso con nuestra propia historia”, aseguró Trapero refiriéndose al cine hecho en Latinoamérica. Esta doble victoria en Venecia confirma el buen estado de salud del cine latinoamericano, tal como lo había anticipado el mismo director de la Mostra, Alberto Barbera, al presentar la programación, cuando reconoció que las obras más innovadoras provienen de esta región.

Los dos consagrados directores resaltaron las virtudes de la nueva ola de cineastas mexicanos, argentinos, chilenos, colombianos y brasileños que empiezan a tener una visión propia, diferente y madura: “falta ahora que nos miren y que nos miremos entre nosotros”, coincidieron ambos. Vigas aseguró que Latinoamérica es “un continente en el que, culturalmente hablando, deberíamos estar más conectados, y no lo estamos. Por ejemplo, en Venezuela es difícil ver películas de Colombia”. Pero el ganador del León de Oro mantiene el optimismo, pues en la rueda de prensa también le preguntaron: “¿El cine latinoamericano, unido, siempre vencerá?”. No tardó ni un momento en sentenciar: “por supuesto”.

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