La película de dos horas y diez minutos se estrenó en la sección paralela de la Quincena de los Realizadores, que no es competitiva, en presencia del director de 84 años radicado en París desde hace décadas.
El filme relata en lenguaje poético la traumática infancia del autor en Tocopilla, pequeña ciudad del norte de Chile donde nació en 1929 en el seno de una familia de inmigrantes y a la que regresó para rodar la película.
Hijo de judíos rusos instalados en este remoto poblado, el pequeño Jodorowsky vivió una infancia separada de otros niños y sumido en el peculiar mundo de sus padres.
En "La danza de la realidad", Jodorowsky toma de la mano al espectador y lo lleva a un viaje introspectivo hacia la niñez y su universo fantástico.
El filme desató una salva de aplausos y bravos en su primer pase a la prensa, tal vez porque realiza a través de la magia del cine el sueño imposible de todo ser humano de dialogar con su infancia --"conservar al niño", dice Jodorowsky al final de la aventura--, y en el caso del autor, reconciliarse con sus padres.
"Espero que esta experiencia psicológica les sirva también a ustedes, que no se trate sólo de cine como entretenimiento, sino de cine como experiencia", dijo al público al final de la proyección.
La autobiografía levanta vuelo en alas de la imaginación y se aparta de la realidad pero de algún modo la sigue describiendo: su madre Sara, que soñaba con ser cantante, sólo se expresa a través del canto, lo cual da al filme la forma de un musical intermitente cada vez que figura ese personaje (Pamela Flores).
El padre, interpretado por Brontis Jodorowsky, hijo del realizador, aparece vestido como su admirado Stalin --según Jodorowsky el detalle es real-- y conspira para matar al general Carlos Ibáñez del Campo, presidente de Chile de entonces, en una proyección imaginaria de los deseos del padre.
"Para mi familia, fue una bomba sicológica muy fuerte", admite el director. "Mi hijo Brontis interpreta a su abuelo, otro de mis hijos, Adán, a un político que se suicida por culpa de Brontis, o sea que de alguna manera Brontis mata a su hermano --¡hay muchas familias así!--, los vestuarios son obra de mi esposa Pascale". Otro hijo del autor, Cristóbal Jodorowsky hace el papel del "teósofo".
La película que por momentos recuerda el universo de Fellini, satisface al espectador acostumbrado al despliegue visual barroco y alucinógeno de los filmes de culto de Jodorowsky ("El Topo", 1970; "La Montaña Sagrada", 1973).
Sin embargo, en "La danza de la realidad" todo es más austero, a imagen de la árida y polvorienta Tocopilla --"ese temblor, ese perfume de piedras", según sus propias palabras-- "que se pasó siglos esperando agua".
El director suprimió mucha de la maquinaria utilizada habitualmente en los rodajes para limitarse a una "steadycam", la cámara con harnés manejada por una sola persona, y a cuadros fijos inspirados de su prolífica incursión en el cómic.
Figura del underground de los 70 y desde entonces en lucha permanente contra el cine comercial, Jodorowsky es venerado en los medios de la contracultura internacional y mirado con recelo por la industria de la pantalla.
Adulado por los fanáticos del rock y la ciencia ficción por su imaginación desbordante, incursionó además en la novela, el teatro y sobre todo el cómic.
Pero en el filme está sobre todo presente su papel de gurú del tarot y la "psicomagia" que inventó para curar mediante actos expiatorios y de la cual --explicó en Cannes-- "La Danza de la Realidad" es una versión cinematográfica.
El autor insistió en aclarar que si bien su película se presenta como chilena "no es un filme que representa a la industria chilena, porque no nos ayudaron".
El financiamiento del filme "es 50% francés, gracias a Michel Seydoux, 25% mexicano (Moises Cosío), 12,5% Xavier Guerrero, que es mitad chileno mitad japonés, y los otros 12,5% son míos", aclaró.
Tras el estreno de "La danza de la realidad" está programado en Cannes el documental "Jodorowsky's Dune" sobre sus intentos fallidos de realizar la versión filmada de "Dune", un clásico de ciencia ficción de Frank Herber, considerada en los anales del cine como una de las "mejores películas jamás realizadas".
El universo poético de Alejandro Jodorowsky fue aclamado con ovación de pie este sábado en el Festival de Cannes tras el estreno mundial de "La danza de la realidad", su autobiografía "psicomágica" en la que el veterano director de cine chileno recrea su pasado.
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