Dinamarca ha confirmado la condición de favorita que ostentó desde la designación de Emmelie de Forest como su representante, con "Only teardrops" (solo lágrimas, en inglés), y en el 58 Festival de Eurovisión celebrado esta noche en Suecia ha logrado la tercera victoria de su país.
Por detrás de la joven intérprete, que ayer mismo recibía los parabienes de su predecesora en el podio, Loreen, han completado las diez primeras posiciones, por este orden, Azerbaiyán, Ucrania, Noruega, Rusia, Grecia, Italia, Malta, Holanda y Hungría.
España, representada por El Sueño de Morfeo, ha caído por el contrario en una profunda pesadilla, de la que se ha despertado en penúltimo lugar, con el menor número de votos de los últimos 14 años, solo por delante de Irlanda.
Y eso a pesar de que, desde los comentarios de Twitter, ha llegado un mensaje de ánimo del piloto de Fórmula Uno Fernando Alonso, ex marido de la cantante de El Sueño de Morfeo, Raquel del Rosario: "¿Estáis listos para votar a España?".
La británica Bonnie Tyler, la participante más prestigiosa, ha tenido que conformarse con el puesto decimonoveno con su balada "Believe in me", por delante de otro rostro célebre de la música europea, la alemana Cascada, relegada al vigésimo primero con un tema "dance", "Glorious".
Solo la holandesa Anouk, que hace años se dio a conocer con la roquera "Nobody´s wife", ha escapado a esa maldición, con el noveno lugar que ha obtenido gracias a la nana "Birds".
Sobre la felina Amandine Bourgeais, representante de Francia, ha recaído el regalo envenenado del abrir el turno de actuaciones y, pese a las buenas críticas, ha quedado en el puesto 23.
Del Rosario ha desafiado a la mala suerte y ha decido actuar descalza y con un vestido amarillo, el mismo que llevaba Moliere cuando sufrió su fatídico ataque sobre las tablas.
La cosa se ha empezado a animar hacia el final. De Forest, también descalza, ha desplegado sobre el escenario la versión luminosa y folk de "Euphoria", con flautas, tambores, fuego y una interpretación vocal, como diría Loreen, "orgánica y auténtica".
Por detrás se le han acumulado sus máximos competidores, entre ellos, el azerí Farid Mammadov y la ucraniana Zlata Ogenivich, que han acabado en segundo y tercer lugar y le han dado guerra hasta el último tramo de las votaciones, pese a su exceso de edulcorante sentimental.
Mucho más contenida ha sido la gran interpretación del italiano Marco Mengoni, con una canción que revitaliza la clásica balada italiana, "L´essenziale". Como premio, ha obtenido el séptimo puesto.
La modernidad ha venido de la mano de la noruega Margaret Berger, que ha incorporado la herencia electrónica de Björk y de Garbage. Se la veía como la gran competidora de Dinamarca y ha acabado cuarta.
Eurovisión 2013 se ha caracterizado por el alto número de baladas, por abandonar el uso masivo del inglés y por su marcado carácter escandinavo, con sede en la apacible Malmö (Suecia), donde ya se celebró en 1992.
Lo ha hecho con la espectacularidad de medios adquirida en la última década y estrenando la puntera tecnología del videomapping, que crea de la nada todo tipo de efectos gracias a superproyectores.
Además, casi 40 años después de su victoria, el espíritu de ABBA ha vuelto al festival con el himno compuesto por dos de sus integrantes, Björn Ulvaeus y Benny Andersson, junto al DJ sueco Avicii.
"We write the story" ha sonado épico y emocionante en el arranque, con un gran coro y un desfile de banderas de los 26 países y sus representantes, arropados por el nuevo eslogan, "Somos uno", justo ahora que la crisis económica parece romper ese espejismo.
Fuera de concurso, cabe destacar la actuación de la nueva reina del festival, Loreen, y el musical autoparódico protagonizado por la soberbia Petra Mede, conductora de una gala llena de bromas, a las que se han sumado hasta el primer ministro sueco, Fredrik Reinfeldt.
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