Violencia e incomunicación son los elementos comunes de las cuatro historias que conforman A touch of sin, el filme con el que el chino Jia Zhang-Ke compite en la sección oficial de Cannes y con el que ha querido mostrar su “sentimiento de rechazo” de la sociedad en la que vive.
Son cuatro historias, basadas en hechos reales, protagonizadas por cuatro personas diferentes en cuatro provincias de China y que muestran la visión del realizador ante el desarrollo económico brutal de su país y la corrupta y violenta sociedad que se está generando.
“He observado últimamente hasta qué punto los últimos acontecimientos en China han sido de una violencia extrema -advirtió Jia Zhang-Ke, lo que me ha preocupado y me ha hecho sentir la necesidad de contar eso en el cine y, sobre todo, analizar las razones que pueden llevar a una persona a reaccionar de forma tan violenta”.
Cuatro relatos independientes con pequeños elementos en común. Dahai es minero que estalla ante la falta de atención de las autoridades a sus denuncias de corrupción; Xiao Hui, un joven que cambia continuamente de trabajo y no encuentra su sitio. Y también Xiao Yu, una recepcionista en una sauna acosada por un cliente rico y poderoso; y San'er, un trabajador inmigrante que descubre lo fácil que es robar y matar.
“Cuando pensamos en los destinos de esas personas, hay una gran teatralidad en lo que les ocurre, en ese mundo de extrema violencia en el que viven”, explicó el realizador, quien intenta reflejar esa situación cada vez más habitual en su cine.
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