lunes, 25 de febrero de 2013

Vestuario: el diseño espera un Oscar



Cuatro mujeres y un hombre; tres europeos, una japonesa y una estadounidense. Tales las características generales de las cinco personas que competirán esta noche por el Oscar al diseño de vestuario, categoría reconocida desde 1948 por la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Estados Unidos.

Todas las películas candidatas en el rubro son de época. Tres de ellas retroceden a distintos momentos del siglo XIX: Estados Unidos cerca del final de la Guerra de Secesión, durante los tejemanejes políticos para aprobar la abolición de la esclavitud; la Rusia Imperial y Francia en torno de la Rebelión de junio de 1830. Las restantes están ambientadas en algún tiempo pasado que fue mejor, a juzgar por la majestuosidad del vestuario. Un vestuario, se podría decir de todas las candidatas, de cuento de hadas y mucha, pero mucha tela.

Dos de las películas están inspiradas en el relato de Blancanieves y los siete enanitos, llevada a la literatura universal por los alemanes hermanos Grimm.

1. Espejito espejito

Mirror Mirror (Tarsem Singh, 2012) tiene en la japonesa Eiko Ishioke su única carta en los premios Oscar.

La diseñadora, fallecida en 2012 a los 73 años, ha dejado en la retina de los espectadores verdaderas obras de arte, no sólo en el cine, también en el teatro y la música. Esta vez, Lily Collins (Blancanieves) y Julia Roberts (la malvada reina Clementianna y Espejo), entre otros de los protagonistas, visten trajes de pura fantasía.

Ishioka obtuvo un Oscar por el vestuario de Drácula de Bram Stocker (Francis Ford Coppola) en 1992, y estuvo nominada ese mismo año a los británicos premios Bafta. Hay que recordar nada más el traje mortuorio de Sadie Frost, un exuberante vestido blanco, para saber qué esperar de la creatividad de la japonesa. Los diseños de ese film son hoy parte del Museo de Arte Moderno (MOMA) de Nueva York. Antes, en 1985, Cannes la había distinguido por su contribución artística en Mishima. Una vida en cuatro capítulos (1985).

En Espejito espejito, los trajes son un híbrido de lo mejor que se vistió entre los siglos XVI y XIX en Europa, a decir de la diseñadora, que trabajó en este film cuando ya sufría las consecuencias de un cáncer de páncreas. El despliegue de géneros de intenso colorido, las formas caprichosas, los accesorios... todo lleva a soñar en que otra realidad, absolutamente mágica, es posible.

2. Blancanieves y el cazador

Snow White and the Huntsman (Rupert Sanders, 2012) tiene al menos cuatro líneas de vestuario: la reina (Charlize Theron), deslumbrante, pero peligrosa como sus coronas de puntas agudas y cortantes; la princesa (Kristen Stewart) vestida a tono con el bosque en el que vive, con materiales de color marrón, de apariencia natural; el cazador, vestido con piel y cuero, y los guerreros, con predominio de metales.

La lectura de Sanders, totalmente opuesta a la comedia de Tarsem Singh, tiene a la diez veces nominada y tres veces ganadora de un Oscar, la estadounidense Colleen Atwood (1948).

Esta diseñadora es la favorita de Tim Burton. La “estética Burton” tiene mucho que ver con ella, responsable, por ejemplo, de El joven manos de tijera y de Alicia en el país de las maravillas, película esta última que le valió a Atwood el Oscar y el Bafta. Con Burton hizo asimismo Marcianos al ataque, Big Fish, El planeta de los simios y Sweeney Todd: el barbero de Fleet Street, estas dos últimas nominadas al Oscar y al Bafta.

3. Lincoln

Si las anteriores candidatas no tenían que preocuparse por una coherencia histórica, Joanna Johnston y los otros competidores —Paco Delgado y Jacqueline Durren— seguramente sí.

La británica Johnston es algo parecido al brazo derecho de Steven Spielberg, de manera que, una vez más, en ella confió el director de Lincoln a la hora de poner tela sobre el cuerpo de Daniel Day-Lewis. Sobriedad y elegancia han sido la respuesta que ha recibido nominaciones para el Bafta (que no ganó, pues Anna Karenina se impuso) y el Oscar 2013.

En un alarde de aproximación histórica, Johnston —que junto a Spielberg ha hecho, entre otras, Salvar al soldado Ryan, Indiana Jones y el templo maldito, El color púrpura, Caballo de batalla, La guerra de los mundos y Munich — ha reproducido los trajes masculinos, vestidos femeninos (incluido el corset que usa Sally Field) y uniformes de sureños y confederados de ese Estados Unidos de mediados del siglo XIX. El diseño de Johnston, que radica en Norteamérica, se puede apreciar asimismo en películas como Tess (Roman Polanski), Valkyria ( Bryan Singer) y varios del director que también la tiene como favorita, Robert Zemeckis: La muerte les sienta bien, Regreso al futuro 2 y 3, ¿Quien engañó a Roger Rabbit?, Forrest Gump y Náufrago. Como es evidente, muchas de esas producciones tienen la exigencia de recrear, y el vestuario es clave en ello, épocas precisas.

4. Anna Karenina

La diseñadora británica Jacqueline Durran llega al Oscar con el antecedente de haberse impuesto en los Bafta 2013.

El trabajo que ha hecho para la nueva versión de Anna Karenina, una lectura de la novela de Leon Tolstói, es deslumbrante.

Así como hay quienes consideran que el vestuario es lo mejor de la película, están los que han observado un exceso en los trajes que luce Keira Knightley, que no se corresponderían con la Rusia zarista. La diseñadora ha explicado que ha satisfecho el pedido de su compatriota, el director Joe Wright: “En la primera reunión que tuve con él, me dijo que no tenía ganas de hacer lo históricamente exacto”. Así que Durran buscó la forma de estilizar la silueta de cada personaje: darle un aire 1870, pero sin tantos detalles en la superficie, sino la sencillez arquitectónica de la alta costura de los años 50 del siglo XX.

Pieles y abrigos para la nieve, sombreros, velos y redes en el rostro, amplios y escotados vestidos de fiesta. Lujo desbordante. Esto rodea a la tragedia de Karenina, la dama rusa de alta sociedad.

Joe Wright ha apelado antes a Durran y ha sido recompensado con candidaturas a los Bafta y al Oscar: Orgullo y prejuicio (2006) y Expiación (2008). Otro cineasta británico, Mike Leigh, le ha confiado algunas de sus densas atmósferas, una de las cuales, Vera Drake, le valió un Bafta en 2005.

5. Los miserables

El español Paco Delgado es el responsable de la ropa del musical inspirado en el clásico de Víctor Hugo, Los miserables, que ha dirigido Tom Hooper.

Niños, adultos, mujeres, hombres, mendigos, ricos, prostitutas... Un pueblo se mueve en la pantalla, con cuerpos como los de Hugh Jackman o Anne Hathaway que sufren drásticas transformaciones. Las que deben leerse en el rostro, en virtud del maquillaje, pero también en el vestuario.

Y ésta era la misión de Delgado que esta vez ha reunido candidaturas impresionantes: Premios Gaudí y Goya (por Blancanieves, de Pablo Berger), y por Los miserables, el Bafta (que no ganó) y el Oscar.

Berger, en entrevista con El País de Madrid, define a Delgado como “un figurinista escritor. Sus vestidos hablan. Terciopelos, bordados, mantillas, satén, peinetas, sedas, oro y plata, tafetán, alamares y tocados son su vocabulario. Sus diseños describen a los personajes que los visten no sólo por fuera, sino también por dentro”.

Delgado llegó a Madrid en 1982 desde Lanzarote para estudiar física, y lo hizo durante tres años. Pero un buen día se presentó ante el Institut del Teatre de Barcelona para estudiar escenografía y vestuario, escribe El País. Luego se fue a Londres y desde allí hizo su primera labor como diseñador de vestuario para La comunidad, de Alex de la Iglesia y para La mala educación de Pedro Almodóvar. Retornó a Madrid y continuó colaborando con De la Iglesia (800 balas, Crimen ferpecto, Los crímenes de Oxford, Balada triste de trompeta…) y con Almodóvar (La piel que habito), pero fue su trabajo en Biutiful, de Alejandro González Iñárritu, el que captó el interés de Tom Hooper.

El director de El discurso del rey le ofreció la adaptación de Los miserables porque, ha dicho Delgado, él “quería una persona diferente. Tenía muchas ganas de trabajar en este proyecto con alguien que no fuera anglosajón, que tuviera un espíritu latino”. Delgado se embarcó en la aventura. Había que vestir a un elenco amplio y a más de 2.200 figurantes, y un equipo se instaló en los talleres Cornejo de Madrid para elaborar casi la mitad de las 1.500 piezas. El resto, sobre todo los vestidos de los protagonistas, se fabricó en Londres.

Una mirada boliviana

Regina Calvo, boliviana, estudió producción de audiovisuales y se ha especializado, investigando por su cuenta, en el rubro de supervisión de vestuario.

“En todo el mundo, hace una década más o menos, el diseño de vestuario ha adquirido una jerarquía que lo equipara, a nivel de decisiones, con lo que hace el diseñador de arte, del que antes era sólo un apéndice”, explica. En Bolivia, sin embargo, “el área se ha desarrollado muy poco”, de manera que aun para hacer la supervisión —que no el diseño propiamente— hay que apelar, como Regina, a la formación autodidacta.

La productora ha trabajado en películas internacionales que, íntegramente o en parte, se han realizado en el país o han dado a entender que así fue: La cacería del nazi, También la lluvia, Blackthorn y Quantum of Solace (James Bond).

Los productores y directores extranjeros apelan a profesionales locales para evitar errores crasos. Aun en filmes de ficción, en los que se puede tomar licencias, hay que evitar anacronismos y otros detalles que podrían resultar burdamente falsos. El diseño, en los filmes citados, lo hizo alguien de fuera. La española Sonia Grande, en el caso de También la lluvia, que por ese trabajo fue nominada al Goya. A Regina le tocó encargarse de que los actores tengan la ropa precisa en el momento exacto. Puede sugerir cambios en el diseño, claro, pero dependerá de lo que quiera el director y la paleta de colores que busque el diseñador para que la escuchen.

“El diseño de vestuario es distinto, según el país y el presupuesto de que se disponga”. Si las nominadas al Oscar muestran una especialización exquisita —posible con los 31 millones de dólares en total para Anna Karenina y 61 millones para Los miserables— , “hay realidades en las que el diseñador tiene que ayudar a vestirse a los actores y hasta coser los trajes”.Regina se anima a votar y dice que estaría feliz si Paco Delgado gana el Oscar.







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